RELATOS DE TERROR, por Marta

Hace mucho tiempo, en una bocacalle del Paseo Reding que subía hacía la montaña, había una casa de varias habitaciones en la que vivían cuatro familias. Lo compartían todo, el baño, la cocina y el miedo...

Frente a la casa había un descampado lleno de margaritas y plantas silvestres y al fondo el cementerio inglés.
Los niños de la familia sabían que no debían asomarse al descampado en la noche de difuntos, había una leyenda que decía que cada año, en esa fecha, se veían salir del cementerio unas luces extrañas que atemorizaban a todos.

Pero aquel año decidieron reunirse a escondidas con los niños de la calle para ir al cementerio.
Después de que todos se quedaran dormidos, salieron. Era una noche oscura, sin luna. De pronto se levantó un gran viento y a lo lejos se oían las campanadas del convento cercano. A lo lejos apareció una inmensa luz, parecía un barco, y alrededor había mucha gente gritando y mirándoles. Aquellos seres empezaron a correr hacia ellos.
Los niños intentaron escapar pero no podían correr, las piernas no les respondían, se echaron al suelo y de pronto todo se calmó.

Al amanecer todo estaba igual que siempre. Decidieron saltar el pequeño muro del cementerio y se encontraron muchas tumbas ocultas bajo las plantas, destruidas, algunas estaban cubiertas de conchas rotas y las lápidas partidas.
Decidieron arreglarlo todo lo mejor que pudieron. Algunos de los que había allí enterrados eran ahogados de un navío extranjero y nadie se había encargado desde entonces de aquellas tumbas.
Desde aquel día no volvieron a aparecer las luces fantasmales en el cementerio inglés...

¿¿¿Quieres comprobarlo la noche de difuntos???.

Marta Márquez Alarcón
1ºB